Hay más de mi en un mundo encerrado.

Pues, yo te escribiré; yo te haré llorar. Mi boca besará toda la ternura de tu acuario.

miércoles, 2 de marzo de 2011

 Temprano el durazno del árbol cayó; su piel era rosa, dorado del sol. Y al verse en la suerte de todo frutal, a la orilla de un río su fe lo hizo llegar.
 Dicen que en este valle los duraznos son de los duendes.
 Pasó cierto tiempo en el mismo lugar, hasta que un buen día se puso a escuchar una melodía muy triste del sur, que así le lloraba desde su interior: "Quien canta es tu carazo, pues tu cuerpo al fin tiene un alma, y si tu ser estalla será un corazón el que sangre. Y la canción que escuchas tu cuerpo abrirá con el alba."
 La brisa de enero a la orilla llegó, la noche del tiempo sus horas cumplió y al llegar el alba el carazo cantó, partiendo al durazno que al río cayó. Y el durazno partido ya sangrando está bajo el agua.

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