Hay más de mi en un mundo encerrado.

Pues, yo te escribiré; yo te haré llorar. Mi boca besará toda la ternura de tu acuario.

miércoles, 12 de junio de 2013

Dar. Dar sin recibir una dádiva a cambio, sin esperar aplausos, reconocimiento, cheques, prensa. Dar para sentirse orgulloso de lo que uno es y de lo que puede hacer. ¿Quién nos manda a construir lugares de recreación para gente que no conocemos? ¿quién nos manda a invertir tiempo, voluntad y esfuerzo en proyectos comunitarios, solidarios, sociales? ¿por qué si no nos corresponde? ¿o sí?
 Nadie nos paga, es verdad. Mucho nos insultan, nos agreden, también es cierto. Pero aún así seguimos, protegiendo lo que queremos y ofreciendo todo lo que tenemos. Y muy pocas veces nos devuelven un "Gracias".
 Lo que asusta es la bandera, el nombre, la carga política que llevamos en nuestras mentes y en nuestras acciones. Lo que no se sabe es que detrás nuestro no hay nadie, somos todos pares. No saben que la politica es algo cotidiano, que no es mala palabra.
 Deberíamos empezar por definir a la politica, pero eso me llevaría mucho más tiempo del que quiero empeñar en esta página. Lo politico se refiere a las decisiones tomadas por un grupo de personas y que afectan a todo un país, a toda una provincia, a un distrito, etc. Es decir, son decisiones que afectan a terceros; es pensar por terceros, es accionar por terceros... aunque estos a veces no estén de acuerdo en las decisiones.
 Pero cuando una milita, empeñando tiempo, ganas y voluntad, siempre espera que el progreso por el que se milita se presente de una forma inmediata, y muy pocas veces es así. Sin embargo, hay cosas en el camino que a una le van llenando el alma: las caras alegres de los nenes que te agradecen por esa clase de apoyo escolar que les diste y por ese mate cocido que le serviste; esas personas que te agradecen el trabajo que hacés, el esfuerzo que empeñas para que a ellos les lleguen los recursos que necesitan.
 Creo que ver crecer las sonrisas en las caras cada vez que se ayuda, el orgullo que uno siente cuando las acciones dan sus frutos y más, y cuando representamos a un proyecto que también nos representa a nosotros, es lo mejor de la militancia. Si bien no me pagan, si bien otros cobran por lo que yo hago, la felicidad y el orgullo que me transmiten por los que hago cosas, es mejor que toda la plata del mundo.
 Quisiera siquiera que la gente que critica, que no se mueve, que solo habla, salga conmigo una vez a la calle, se embarre hasta las rodillas para que viva lo que se denomina BARRIO; que no huya, que no se mude a un barrio más lujoso, que no quiera salir del país buscando otras posibilidades, sino que las busque para emplearlas en su tierra.
 Si hay algo que nos falta a los argentinos es patriotismo, es sentir amor por lo propio; no por Maradona y el futbol, no por el mate y el asado, sino por los derechos que tenemos y los que hay que conquistar, los representantes que sirven y los que no. Nos falta querer hacer cosas por nosotros sin esperar que las respuestas y soluciones caigan de arriba. Nos falta aprender a accionar y dejar de hablar tanto. Nos falta querer ensuciarnos, querer pelear, querer defender y no sólo nuestra postura, nuestro pensamiento, sino una lucha más literal, una lucha para conquistar lo que es nuestro, para recuperar el amor por lo propio.