Hay más de mi en un mundo encerrado.

Pues, yo te escribiré; yo te haré llorar. Mi boca besará toda la ternura de tu acuario.

miércoles, 3 de febrero de 2021

 Quizás el estar sola para poder escribir sea algo crítico. Quizás volver a estar sola - o al menos sentir soledad- es una situación permanente. De por vida. Para siempre. Para nunca más.

Quizás el escribir de noche porque pesan los ojos y los hombros también sea una vía de escape. De qué escapamos? Solo la cabeza lo sabe. 

No me animo siquiera a leer entradas anteriores, ni la última ni la primera en este blog. Un poco por miedo a no haber cambiado, avanzado, progresado, mejorado, y otras palabras que encuentro hoy similares. Otro poco por vergüenza: conmigo, con los demás, con todo. La máscara del anonimato me sirve una vez más para poder sacarme un poquito la caca que tengo adentro.

Mi vida no es una mierda de todas formas. No soy una depresiva. No tengo ganas de matarme ni de morirme, que son cosas bien distintas.

Solo es mi cabeza.

Solo.

Mi cabeza.

Sola

y mi cabeza.

Así será por siempre. Y no sé por qué le tengo miedo a eso. Por qué me refugio o intento hacerlo en alguien más. Que me ayude, aunque sepa poco de mi. Que me rescate de no sé dónde, si no estoy atrapada. 

Esta sensación de estar perdiendo constantemente algún día se va a tener que esfumar o transformar en otra cosa. Algo que me sirva... qué bueno estaría. 

Por ahora, y como hace mucho tiempo, sigo refugiándome en las palabras que solas salen de esta cabeza retorcida para liberarme un poquito, al menos un poquito, de mi.

No hay comentarios: