Hay más de mi en un mundo encerrado.

Pues, yo te escribiré; yo te haré llorar. Mi boca besará toda la ternura de tu acuario.

viernes, 26 de julio de 2013



 Ese suspiro apurado que nos atraviesa el pecho buscando salir; ya no nos aguanta, quiere salir y ser libre.
Siempre me gustaron las palabras tristes: lágrimas, soledad, desamor, vacío, etc. Siempre estuve más inclinada a la tristeza que a la alegría, pero siempre para mí misma. 
¿Por qué hay que demostrar todo? La gente cree que uno puede salir a la calle y decir: "hoy estoy triste, me siento sola." No saben qué carga tienen esas palabras, no saben cuánto significan y cuánto causan. Si lo dicen, lo dirán de la boca para afuera, nunca les toca el corazón.
 Cuando se demuestra lo que sentimos, lo que nos atormenta, lo que nos está matando lentamente, es porque no hay otra escapatoria. Una vez, alguien me dijo: "el que menos dice, más siente"; hoy en día puedo ser un ejemplo de esta frase, pero no quiero que se convierta en un axioma en mi vida: quiero romper esa regla y gritarle a todo el mundo que estoy sola, que estoy triste y que lloro. No, pará.. no voy a decir que lloro, me da vergüenza y a la gente no le importa, aunque si es por eso tampoco digo que estoy triste, y si no digo que estoy triste no vale la pena decir que estoy sola. Está bien, no digo nada; me lo guardo para mi, que al fin y al cabo, soy la única a la que le importa.
 "Me gusta la gente alegre", también me dijeron una vez al verme sonreír sin motivos. Sí, me sale muy bien la simulación de la alegría, la imitación a los alegres. Sostengo con firmeza que a la gente no le importa cuan mal estés; si se lo decís, enseguida encuentran una palabra en tu relato que les hace recordar a una de sus anécdotas y tendrán que contarla... de verdad, tendrán que hacerlo, no lo aguantan.
 ¿Y si hablamos sin pudor? ¿quién alguna vez no estuvo triste, se sintió solo y lloró? Los sentimientos son el único lazo que une a las personas. Estoy segura que hasta esa persona que parece una roca, una impenetrable, puede llorar por las noches. 
Acá, la chica alegre puede seguir insistiendo en que es mejor callarnos. Pero si usted quiere hablar, quiere contarme qué le pasa y cómo se siente, adelante. Seguramente encontraré en su relato algo que me haga acordar a mí y le contaré mi anécdota.

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